Las mujeres y los hombres somos diferentes en cuanto a aspectos físicos, sociales o incluso psicológicos. Debemos ser iguales en cuanto a derechos.
Las mujeres tienen una serie de habilidades de las que, como norma general, carecemos los hombres, son más sociables, empatizan con mayor facilidad, son más cariñosas, tienen un sentido de la justicia más social, tienen mayor habilidad para determinados trabajos, son más constantes y a lo largo de la historia han desarrollado otro tipo de juegos más participativos y menos competitivos.
Alguien en un momento determinado dijo ¿qué es eso de saltar a la comba o jugar a la gometa? Hay que jugar al fútbol, como los hombres. Y las mujeres, dirigidas por estos/as líderes visionarios comenzaron a dejar sus juegos para adoptar los de los hombres. Salvo la gimnasia rítmica y la natación sincronizada, que yo sepa, de las decenas de juegos olímpicos que se practican todos proceden del mundo masculino. Las mujeres en vez de hacer valer sus cualidades, sus juegos, imitan al denigrante mundo masculino. No veo qué tiene que envidiar el breakdance al juego de la gometa. Pues bien, el breakdance, un baile en sus orígenes masculino que practicaban los “b-boys”, es decir los chicos, no las girls (chicas), va a ser olímpico en París 2024. La gometa, si no desaparece, puede esperar. No sé de ninguna mujer que lo defienda.
Obviamente las mujeres lucharán por incorporarse al breakdance en igualdad de condiciones.
La mujer tradicionalmente estaba relegada a la casa cocinando y cosiendo. La experiencia acumulada por las mujeres en coser y cocinar es imposible que el hombre la pueda alcanzar nunca. Algunos iluminados/as le dijeron que eso no valía nada, que había que hacer lo que hacían los hombres, salir de los pucheros y las costuras. Pero mira por donde un día llegaron los Arguiñanos, los Arzaks, los Ferrán y entonces les dijeron “nosotras tenemos que ser cocineras igual que los hombres”.
Llegaron los Puccis, los Balenciagas, los Yves Saint Laurent (con alguna inserción como la de Chanel) y un iluminado/a dijo “nosotras tenemos que ser modistas igual que los modistos”.
Si las saetas de las mujeres ofendidas lo permiten, es posible que haya una segunda parte, aunque después de dispararlas entiendan que apoyo sin ninguna reserva que mi nieta sea, si quiere, futbolista o levantadora de pesas o la mejor jugadora del marro de las olimpiadas de 2044. Y que si hay que ir a la batalla yo estaré siempre al lado de las brujas.