Opiniones

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Las Bodas del Verano

Una cosa tengo clara y es que el Presidente Sánchez sabe muchas cosas. Más de las que imaginamos. Igual es que lo de llevar el pin de la Agenda 2030 en la solapa, le da una fuerza vital enorme, semejante a la "Criptonita" que alimentaba y llenaba de fuerza a Superman, quién sabe.

Pues bien, Super Sánchez, proclamó ufano, de modo textual y tajantemente:
"Se que me van a acusar de "Pucherazo", y también "Se que voy a ganar las elecciones".

Y no lo dijo como la típica frase de ánimo por estar en campaña electoral, no. Lo dijo muy seguro, yo diría que demasiado seguro de que eso que dijo se iba a cumplir.

Que afirme esto, de manera tan taxativa, siendo que, como Presidente de España no puede ni asomar el hocico por la ventanilla del Falcom para no escuchar el "Que te vote Txapote", a pesar de estar subido a 5000 pies de altura, es que está muy seguro de que habrá unos "hados especiales" que se van a confabular para que, por arte de magia, gane estas elecciones.

Mucha suerte tiene que tener Yolanda Díaz con su Sumar, e incluso Abascal con todo el cariño que le profesan sus seguidores, para que se produzca el milagro de que este señor salga de la Moncloa.

Como habrán observado, no he nombrado a Feijoo y su PP ...
Y es que, como soy tan suspicaz, y aunque me equivoco con frecuencia, casi me barrunto que esta pareja de enamorados PPSOES, en sus "festejeos" y en su "vis a vis" tras la reja ventanera, han "pasado" ya, desde tener casi nada en cuenta a Yolandita, salvo de reserva, por si alguna vez la necesitaran para arreglarles algún descosido, a temer, y mucho, a Abascal como enemigo común.

Esta pareja, si es preciso, se casa por interés. No en balde, los intereses que se reparten cada cuatro años en alternancia, son muchos. Así pues, me temo que esta segunda "Boda del verano" PP+PSOE le va a andar quitando todo el protagonismo a la de Támara Falcó con su caramelito calentorro, ese tal Íñigo Onieva o como diantres se llame el chavalote, por más que le hayan cosido su vestido ya ni se sabe donde, y por más que esta niña, famosa ni se sabe de qué, chinche y rabie.

Tempus fugit

Chino chano, ya hemos traspasado el ecuador del año y entrado en plena canícula. Como decía el clásico: “Tempus fugit”; el tiempo pasa. Y lo hace de manera inexorable. Conforme celebramos cumpleaños, la velocidad a la que discurre se acelera. De niños y adolescentes, ansiábamos convertirnos en adultos para liberarnos de las cortapisas paternas y disfrutar de no sé qué ventajas y prerrogativas. Entonces, los años y los cursos escolares se nos hacían interminables, eternos. Y eso que los periodos lectivos no eran tan largos como los actuales y disfrutábamos de más vacaciones y días festivos. Ahora, alcanzada más que sobradamente la anhelada mayoría de edad, nos preguntamos el porqué de aquella  absurda prisa por crecer cuando en la infancia éramos verdaderamente felices.

El problema no es dejar atrás la infancia y adolescencia y hacernos mayores. El problema es que el proceso no se detiene ni tiene freno y el tiempo sigue su curso arrollador cargando su peso sobre nuestros hombros. Al principio no lo apreciamos; nos sentimos incansables, pura actividad y energía. Pero poco a poco vamos notando sus efectos en los cuerpos. Perdemos el pelo o se encanece y ganamos peso, los surcos se incrustan en los rostros y comienzan a dolernos las articulaciones y nos fatigamos más; algo que antes no sucedía. El espejo nos miente. Al mirarnos a diario, no nos permite advertir los estragos causados por los años. Pero las fotografías, crueles, nos arrojan la verdad a los ojos. Nos hacemos viejos o, eufemísticamente, mayores. Las verdades ofenden y más bajo esta dictadura de lo políticamente correcto. Hay que andar con pies de plomo y medir las palabras. Todo molesta y agravia y hay que disfrazarlas llamándolas de otra manera.

El tiempo pasa y pasan también las personas. Por ley de vida, vamos diciendo adiós a quienes nos han precedido, a veces prematuramente, poblándose los cementerios de nombres conocidos, familiares y amigos. Y algún día, más tarde o más temprano, es inevitable, nos tocará a nosotros y, del mismo modo, también nos habrán de despedir los que vienen detrás empujando.

Queramos o no, nos hacemos viejos y la alternativa no resulta muy recomendable. Existen remedios –generadores de cada vez más prósperos negocios- para no envejecer o retrasar el natural deterioro de nuestro organismo. Pero de nada sirve si seguimos marchitándonos por dentro; y esto depende, en buena parte, de nuestra actitud personal. No envejecemos sólo cuando se nos arruga la piel sino cuando también se nos arrugan los sueños y las esperanzas.

Ofiuco, una paleta de color

Después de más de un mes de nubes, por fin hemos conseguido abrirnos una ventana hacia arriba y poder alzar la vista para inmortalizar Ofiuco desde la Sima de San Pedro, en Oliete.

Si queremos ubicarnos en el cielo deberemos mirar hacia el sur buscando el centro galáctico de la vía Láctea. Justo a la derecha encontramos la constelación del escorpión, y más concretamente en su corazón, se encuentra Antares, su estrella más brillante que es una supergigante roja representada con un color amarillo intenso en la fotografía.

Nuevos Ayuntamientos

El sábado 17 de junio, se constituyeron los nuevos ayuntamientos surgidos de las últimas elecciones. Un gran número de consistorios ha cambiado de color político; entre ellos, el de Alcañiz.

La reacción de algunos candidatos que se las prometían muy felices y han visto truncadas sus expectativas, no ha sido ni correcta ni comedida. Los hay que tienen muy mal perder.

Así, el “que os den a todos” del independentista Xavier Trías al no obtener la alcaldía de Barcelona, exabrupto que se ha convertido en un fenómeno viral en las redes sociales y que, con toda certeza, pasará a la historia política de nuestro país. O el exalcalde socialista de Arganda que ha entregado limpio y expedito su despacho, sin ordenadores ni documentos, a su sucesor del PP.

Manuel Fraga -ministro de Información y Turismo de Franco, a quien se debe, a finales de los años 60 del pasado siglo, la conversión de nuestro castillo calatravo en hospedería nacional, primero, y, después, en parador, y fundador de Alianza Popular- decía que la política hace extraños compañeros de cama. Se han producido numerosas anécdotas en el nacimiento de los nuevos gobiernos municipales con pactos más que chocantes. En la localidad sevillana de Medina Sidonia, los votos del PP han dado la alcaldía a Izquierda Unida en contra del PSOE y dos concejales socialistas han abandonado el partido y para pactar con VOX el ayuntamiento de Sotoserrano, población salmantina de poco más de 500 habitantes y gobernado por el PP desde hacía 20 años.

Todas o casi todas las personas públicas justifican su vocación por un ferviente deseo de servir a la ciudadanía, servicio que suele ir acompañado de un jugoso respaldo económico, sobre todo si se toca poder. Pero los cabezas de lista, salvo excepciones, sólo saben hacerlo desde los puestos en primera fila y, si no logran sus aspiraciones, dimiten en vez de dirigir la oposición. Son múltiples los ejemplos en todos los partidos y lugares de nuestra geografía. Así lo hizo el anterior alcalde del PP que tenía asegurado un escaño en las Cortes aragonesas. ¿Lo hará también el ahora saliente, asimismo, con asiento en la asamblea autonómica y al que, por segunda vez, han vetado como candidato al Congreso? Gajes de no ser del agrado del líder del partido que ha ido colocando a los suyos y a las “víctimas” destronadas en las elecciones municipales y autonómicas y excluyendo a los díscolos y posibles competidores. De algo han de vivir muchos que, fuera de su actividad política, carecen de oficio y de beneficio. Para ejercer un cargo público, no se exige ninguna formación.

Cualquiera puede desempeñarlo. El emperador romano Calígula nombró cónsul a su caballo. Aquí no se ha llegado a tanto, todavía. Pero de darse el caso, seguro que no faltarían aplausos.

Acción-reacción

2023. El presupuesto anual del Estado asciende a 192.544.116,33 miles de euros; es que en euros se pierde perspectiva de cada número. Pero no es lo único que gestiona el gobierno de España. El de los organismos autónomos es de 45.866.232,68 miles de euros. Y por último, el del resto de entidades que dependen del gobierno nacional asciende a 9.507.587,20 miles de euros. Total: 247.917.936,21 miles de euros en el año en curso, o sea casi doscientos cuarenta y ocho mil millones de euros. En posteriores, esta cifra se incrementará, más o menos. Recordemos que el presupuesto autonómico de Aragón para 2023, es de 8.247 millones de euros. El número de habitantes registrados en España es de 36.898.883, beneficiarios de las políticas del Estado, lo que supone 6.719 euros por persona. Votantes para el 23J son unos 27 millones. Y la población de España, 46.722.883, que incluye extranjeros. Curiosamente, el importe por persona del presupuesto nacional, es similar al autonómico. Dicho esto, lo justo es acceder a gestionar el presupuesto, y ya que no se puede a la parte proporcional de los votos recibidos por cada partido político, al menos apelar al voto útil, para que, no sólo no se pierda, sino que no contribuya a que indeseables se beneficien de que no lo sea. Así, simpatizantes de Podemos, en Valencia, Madrid y Cataluña, al menos, no presentéis candidaturas en estas provincias (los escaños se reparten por provincias, y en unas el escaño requiere muchos más votos que en otras) pero sí haced campaña en favor de los partidos afines en ellos. Votad a Compromis. Votad a Más Páis. Votad a En Comú. Y en las provincias en las que hay pocos escaños, Votad al PSOE, ofreciendo que de ganar el PSOE, gestionará los presupuestos para no descuidar a los votantes de Podemos, que en número se pueden estimar con datos históricos de elecciones anteriores, a efectos de que conceder los 6.719 euros por habitante que confía en representantes de Podemos, o sea por cada votante histórico de Podemos, 1,37 habitantes. Y el PSOE, en vez de seis cara a cara Sánchez-Feijóo, que no van a ser más que más de lo mismo de los del senado, que no llegan a la patata de la mayoría social de clase baja o vulnerable, nada más que tiene que recordar los 656.000 divorcios contenciosos, mínimo, en vigor, cada día, y las familias de las víctimas de los robos, secuestros y violencias en que se concretan, y simpatizantes, que no son menos, a grandes rasgos, de dos millones y medio, votantes, que votarán sin falta, a quienes acaben con el divorcio contencioso. Quienes van a dejar de robar, son conservadores, que al salir de la obediencia ciega a señoritos desalmados con la población trabajadora humilde, hasta evolucionarán a socialistas.

Cigüeñas

De pequeño, cuando iba a Zaragoza, me llamaba la atención que las iglesias de los pueblos de la ribera del Ebro por los que pasaba el autobús estuvieran llenos de nidos de cigüeñas mientras que en Alcañiz no había ninguno. Pero una primavera, las cigüeñas nos visitaron estableciéndose en el campanario del Carmen. Durante un tiempo, emigraban en otoño hacia parajes y orajes más benignos y retornaban puntuales para el 3 de febrero, fiesta de san Blas, pues como dice el refrán: “Por san Blas, las cigüeñas verás; y si no las ves, mala cosa es”. Pero un año, las cigüeñas vinieron y ya no se marcharon; se quedaron aquí de forma permanente. Los inviernos, cada vez, son menos fríos. El cambio climático no es una falacia. El clima está cambiando desde que la Tierra es Tierra.

No sé si con la rebaja de contenidos en la enseñanza, se estudian todavía las glaciaciones y los periodos interglaciares. Países como China, Estados Unidos e India, los más industrializados y poblados, aumentan, persistentemente y sin ánimo de corregirse, sus emisiones de dióxido de carbono mientras Europa impone medidas anticontaminantes que, como siempre, exigen sacrificios y apretarse el cinturón a los de abajo. Es lo que ha decidido la Agenda 2030 y, por ende, los políticos que hemos elegido. En casi todos los partidos, llevan el distintivo con el círculo multicolor.

Tras este inciso climático, retomo el tema de las cigüeñas que han decidido no migrar y vivir todo el año entre nosotros. Quizá por el efecto llamada, la presencia de estas aves se ha multiplicado de manera extraordinaria extendiendo sus asentamientos a las torres y tejados de la excolegiata y otros lugares de la ciudad. Resulta muy bucólico e idílico contemplar su vuelo majestuoso por los cielos alcañizanos y sus esbeltas siluetas sobre la fachada de la iglesia y escuchar su crotorar pero, igualmente, sus excrementos ensucian los alrededores del templo y, con el peso de los nidos, suponen un peligro para las techumbres y para los transeúntes.

¿Cómo poner remedio a este problema? En Alfaro han encontrado la solución. Esta localidad de La Rioja acoge la mayor colonia de cigüeñas del mundo, unos 400 ejemplares con sus nidos, sobre un mismo edificio, la colegiata de San Miguel. Del inconveniente han sabido hacer virtud y lo explotan turísticamente sin dañar el ecosistema ni el monumento tras tomar las medidas pertinentes.

En Alcañiz, de momento, no llegamos a tal cantidad de zancudas pero vamos en camino. ¿Por qué no seguir el ejemplo de Alfaro? Sería otro reclamo para darnos a conocer y atraer visitantes.

Parole, parole, parole

A comienzos de los pasados años 70, alcanzó bastante éxito una canción italiana interpretada por Mina y Alfredo Lupo de la que Dalida y Alain Delon harían la versión francesa. El hombre, recitando, piropea y hace innumerables promesas de amor a la mujer que le responde: “Parole, parole, parole”. Esto es, “palabras, palabras, palabras”. Así sucede en las campañas electorales aunque nosotros sí que caemos en la trampa creyendo los cantos de sirenas de los partidos. Ignoro si todavía queda alguno de aquellos charlatanes de feria que, tiempo atrás, con su infatigable verborrea, por cuatro perras te vendían un producto y, para convencerte, te agraciaban con una serie interminable de regalos a cada cual más enjundioso. Los grupos políticos en campaña electoral, se parecen a estos charlatanes de feria ofreciendo el oro y el moro al personal a cambio de su voto. Sin embargo, este año, se han pasado con las ofertas y gangas. En estos días de reclamo y propaganda, se impone el “yo, más”, rivalizando los partidos por ver quién se muestra más dadivoso. 

Escribió el mordaz Francisco de Quevedo que “nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”. Ya lo hemos comprobado en numerosas ocasiones. Por poner un ejemplo flagrante, quien todos sabemos, a escasos días de los últimos comicios generales, hizo todo lo contrario de lo que había jurado y perjurado no hacer en un debate seguido por millones de televidentes. Ya se sabe que del dicho al hecho… Sobre todo en política. Hemos de confiar en las obras, no en las palabras. Los programas electorales son contratos entre partidos y votantes y estos, en caso de incumplimiento por parte de aquellos, les castigan mudando el sentido de su sufragio. Pero ¿quién se acuerda de lo prometido cuatro años atrás? Ni siquiera leemos los programas ni mucho menos los comparamos para ver cual es más atrayente al menos sobre el papel que casi siempre acaba mojándose.

Si bien en los pueblos, donde todos se conocen, se suele votar más a la persona que a la tendencia política, en general, la gente opta por su partido sea quien sea el que tira del carro o elige en contra de otros. Fruto de la tensión creada y azuzada por ciertas ideologías, se estigmatiza tanto al contrario que, entre lo malo verificado y lo invocado redundantemente como peor, se prefiere lo malo. Haciendo caso al refrán, tampoco estaríamos muy dispuestos a probar lo bueno si no procede de los nuestros. Y siguiendo con el tema musical, la casta dirigente sigue entonando con entusiasmo la canción de Alaska: “¿A quién le importa lo que yo diga? / ¿A quién le importa lo que yo haga?”. 

Ella es así y nunca cambiará. Mientras se lo permitamos. De nuestro voto depende.

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