Opiniones

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El Velo

Hace relativamente poco, unos 8.000 años, en esta región del espacio existía una estrella supermasiva que tenía 20 veces la masa de nuestro Sol.

En la fase final de vida, esta estrella agotó el material con el que realizar la fusión nuclear, por lo que se volvió altamente inestable y explotó esparciendo el material al espacio y dando origen a la “nebulosa del Velo”.

Este material expulsado, que contiene todos los elementos de la tabla periódica, desde el hidrógeno hasta el uranio, servirá para crear nuevas estrellas, planetas y, porque no, vida; como decía Carl Sagan, “somos polvo de estrellas”.

Estos filamentos que conforman la nebulosa no son otra cosa que una nube de gas caliente e ionizado, en azul se representa la emisión de oxígeno doble ionizado, y en rojo, el hidrógeno y nitrógeno ionizado.

Esta nebulosa se encuentra relativamente cerca de la Tierra. Está situada en la constelación Cygnus (cisne), a unos 21.000 años luz de nuestro planeta. Parece mucho, pero en términos astronómicos no lo es tanto.

Calores

Acostumbrados a las comodidades de la vida moderna, como la calefacción y el aire acondicionado, soportamos el frío y el calor mucho peor que años atrás, cuando el común de los mortales no disponíamos de tales artilugios. De pequeño, se guisaba con cocinas de leña y nos calentábamos con braseros de erraj. Recuerdo a mi madre y a vecinas sentadas alrededor, cosiendo pañuelos y escuchando las novelas de la radio. Otra de las evocaciones de mi niñez es volver a casa con los pies helados y, descalzados, poner los pies sobre el brasero escarbado con la badila y sentir un grato hormigueo que nos iba entrando por los dedos junto con el calor reconfortante. Ya no he vuelto a experimentar aquella sensación.

En verano, el sistema de refrigeración era el abanico y el botijo. Tan apenas había neveras y la gente de a pie comprábamos a diario hielo que, envuelto en una tela y colocado en un balde o barreño, servía para refrescar la bebida. A veces, lo traía una camioneta de reparto o íbamos a buscarlo a “La Siberiana”, en aquella época en la avenida de Aragón. Por las tardes, una cuadrilla del Ayuntamiento iba regando las calles. Vivía entonces en la calle Nicolás Sancho y jugábamos a hacer presas de tierra o con los brazos para detener el agua que bajaba por la cuesta. Con el riego, se atemperaba el ambiente y la gente salía por las noches a “tomar la fresca” con los vecinos, costumbre que, afortunadamente, aún se conserva en muchos pueblos y que, incluso, se ha pensado proponerla como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad si bien, en otros lugares, se multa por sacar la silla a la acera aunque sea un método más efectivo que no llevar corbata para aliviarse del calor y ahorrar energía. Con la televisión, se dejó de bajar a la calle para reunirse en la casa de alguna familia afortunada que la tuviera. Hoy día, la programación ofrecida por todas las cadenas invita a mantener tan recomendable y sociable hábito.

Al paso que vamos, con la cesta de la compra encareciéndose a un ritmo desconocido desde hace mucho y los altos precios de la electricidad y el gas, no parece descabellado pensar que habremos de retornar a aquellos tiempos de brasero y abanico. La Agenda 2030, de cuya aplicación en España se encarga una Secretaría de Estado dirigida, desde finales de julio, por Lilith Verstrynge, establece que para esa fecha -dentro solo de ocho años- “no tendremos nada y seremos felices”. Vamos en camino. Cada vez tenemos menos. Y ya se encargarán los medios de comunicación de comernos más el coco y hacernos creer que somos felices.

Mis listas favoritas

Las listas de la compra, las listas electorales, el listín telefónico recordáis, la listas de éxitos de todo tipo (música, libros, cine…), la lista de amigos para invitar a una fiesta, la lista de boda,… hay miles de listas que conocemos en la vida pero hoy os voy a hablar de una de mis favoritas: las listas de canciones.

Quien me conoce bien sabe cuanto amo la música y como en nada en Alcañiz se va a vivir una nueva edición de Aragón Sonoro, un festival que además de poder disfrutarse de manera gratuita, muy de agradecer en los tiempos que corren, tiene un cartel muy interesante, he decidido hilar el tema a través del festival.

Me encanta hacer listas de música, habitualmente para disfrutarlas yo, pero a veces las monto para regalar. Empecé como buena adolescente de finales de los 80 con las cintas de cassette que grababa de la radio. Casi todas los sábados por la mañana en aquella interminable lista de los 40 principales (que por cierto aún sigue viva) y que nos hacía permanecer atentos a los jóvenes de la época a la sintonía. Aquellas primeras listas con finales de canción salpicados de anuncios me generan cierta nostalgia. Después vino el CD grabable con un salto de calidad importante en el producto definitivo obtenido. Obviamente yo tenía walkman, primero de cassette y luego de CD, por lo que era una jovencita pegada a unos cascos, que vivía absorta en mi mundo y en mi música. Vamos que la Max de Stranger Things podría ser perfectamente mi alter ego adolescente. Eso no ha cambiado mucho con los años porque sigo disfrutando siempre de la música y además ahora lo hago con esa aplicación maravillosa llamada Spotify que también me tortura con anuncios de vez en cuando, a ver cuando me paso a premium, jeje, pero con la que es súper sencillo hacer una lista en poco rato dado que se accede desde cualquier dispositivo y es muy intuitiva.

Cada lista puede tener un mensaje, una lista para tu mejor amigo a quien quieres descubrir material nuevo, una lista con canciones especiales de pareja, una lista para una fiesta, una lista para escuchar en la oficina con los compañeros de trabajo, o una lista para preparar un festival de música (soy de las que suelo ir con los deberes hechos en ese sentido)…

En definitiva cada lista es especial y yo disfruto tanto pensando qué canciones voy a meter en ella, como luego escuchando. Creo que en ellas transmito parte de lo que soy y lo que quiero que quien lo recibe capte de mi. Son una experiencia personal única y especial. Y es que la música como cualquier otra disciplina artística son sensaciones, vivencias y emociones. Por suerte es de las pocas cosas bonitas que nos quedan en este gris mundo que se nos está quedando con tanta desgracia, mala noticia y desastre natural.

¡Qué calor!

Cuando llegan estas sofoquinas en verano, las cuales recuerdo haberlas vivido desde mi más tierna edad, y ya llevo unos cuantos veranos sudados, siempre se acaba pensando que la culpa es de nuestra inconsciencia.

El cambio climático también ocurrió en la época de los dinosaurios, y el hombre todavía no existía. También el Vesubio destruyó Pompeya y el hombre sólo contaminaba la atmósfera "a pedos" y no con la producción industrial ni los carburantes.

La Tierra es un planeta vivo, y como tal, sujeto a cambios y evoluciones. Una cosa es cuidarlo, intentando no quemar los bosques, no vertiendo residuos industriales en los acuíferos, no talando tantos árboles que nos regalan nuestras dosis de oxígeno, hay que mimar a nuestro planeta, puesto que nos da cobijo y es nuestra gran casa, pero otra ya es sentirnos culpables cuando a dicho planeta le da por estornudar.

No es lo habitual que un día de verano haga más fresco de lo normal o que un día en diciembre sudemos con el abrigo y salgamos a tomar el sol. El viento es caprichoso y puede, en cuestión de horas, cambiar una situación climatológica, pero eso entra dentro de cierta "normalidad" y no por ello ya tengamos que soltar la manida frase de..."Ves, esto no es normal, el clima está cambiando, antes los inviernos eran más largos (no existían tantas calefacciones y al igual que ahora, dependiendo de la situación económica y social, en unas zonas "parece" que el invierno es más breve, porque es más llevadero), estamos cambiando el clima, tanta contaminación..... etc, etc".

A ver, hace calor, sí. ¿Está cambiando el clima?, es posible. ¡Vivo en un planeta vivo!...afortunadamente. Toca buscar sombra, también. Pero aquí lo extraño y raro sería que en lugar de hacer calor en el mes de julio, tocara fabricar los helados en verano con carámbanos naturales.
Así pues, dejemos de mirarnos tanto el ombligo, no seamos tan egocéntricos. Los humanos somos "especiales", pero ello no significa que seamos los únicos y fundamentales seres que con nuestras acciones tengamos la suprema potestad de cambiar el clima de nuestro planeta.

Aquí, bromas aparte, el único hombre capaz de cambiar y destruir una gran parte del planeta sería aquel loco que se atreviera a accionar el botón rojo que activara el poder nuclear destructor y mandara al planeta a tomar por...y aún así, el planeta aunque roto y destrozado, seguiría existiendo.

Energías

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha pedido a los españoles que apaguen el aire acondicionado para consumir menos. Sería de recibo que la casta política predicase con el ejemplo. En el reciente pleno sobre el Estado de la Nación, no se ha visto a sus señorías darle al abanico, señal de que disfrutaban del, denostado para otros, aire acondicionado. Tampoco es creíble que lo hagan en sus mansiones pues nuestros hombres públicos y mujeres públicas, al entrar en la política, suelen abandonar la clase media.

Lejos de ser autosuficientes en materia energética, dependemos completamente del mercado exterior. Sánchez ha roto la amistad de España con Argelia, hasta ahora nuestra principal abastecedora de gas. El puesto ha sido ocupado por Estados Unidos que nos proporcionan, más caro, el gas procedente del fracking, actividad prohibida en nuestro país. Rusia es nuestro segundo proveedor con lo cual, indirectamente, estamos sufragando la invasión de Ucrania. Asimismo, le compramos a Francia energía nuclear. Hablar de producirla aquí es mentar la bicha como para los movimientos antinucleares, del pasado siglo, subvencionados por la Unión Soviética. El Parlamento Europeo ha declarado verde este tipo de energía, junto con el gas, con el desacuerdo de nuestro Gobierno que hace como quien adquiere objetos robados; tiene la conciencia tranquila porque no comete delito pero se beneficia de él.

En Europa, ante esta situación de emergencia, se están reabriendo las centrales de carbón. Aquí las hemos demolido. Todo lo que Occidente deja de contaminar, China lo asume y aumenta construyendo nueva centrales térmicas, de modo que la situación queda igual o peor.

China emite ella sola más gases contaminantes -un 30% del total mundial- que el conjunto de países desarrollados. Extraña que un régimen comunista y, por ser de izquierdas, progresista no se preocupe por el cambio climático. Como extraña también que Greta Thumberg no se haya plantado en Pekín a protestar. Quizá porque los chinos no se andan con contemplaciones y no se iría de rositas. Los hay muy valientes cuando saben que sus actos no van a tener consecuencias.

Al paso que vamos, con la inflación cada vez más alta y el precio de los combustibles y de la energía desbocado, el problema no va a ser apagar el aire condicionado sino poder encenderlo.

Afortunadamente, ya no existe la pobreza energética como cuando gobernaba el PP. Al menos los medios de comunicación no la ven o no la quieren ver y, si la ven, no nos la muestran.

Esas cosas que traspasan cualquier límite moral

Después de tres vacunas, los contagios se sitúan por encima de los dos mil, en mayores de 60 años, cuando al principio de la pandemia, por encima de 50, no permitía levantamiento de restricciones, más infundadas que científicas. Dos hijas denuncian que han sido violadas por su padre, para conseguir una indemnización con la que pagar la entrada de un bar. Ni siendo falso, faltó jueza que lo sentenciara. Ser incapaz de no aceptar empleo de verduga, es de la misma condición de quien habiendo sido miembro de pelotones de fusilamiento, y disparar porque se lo mandan, incluso en contra de pruebas de inculpación falsa, echa la instancia para formar parte de brigadas arqueológicas, afirmando que no sólo no ha fusilado, sino que ha sobrevivido a un ametrallamiento en un paredón, y a un enterramiento en una fosa común, siendo falso. Y además condenando como terrorismo, la legítima defensa, y la disuasión de seguir fusilando y echando a cunetas, a quienes vivían honradamente sin necesidad de servicios públicos impuestos. Llenarse la boca con conseguir derechos de las mujeres, algunas mujeres, para que aborten; para que se les asigne vivienda y renta básica para no ejercer en prostíbulos, porque quieren ejercer voluntariamente; para que se divorcien robando y secuestrando, y no para que no quieran abortar, prostituirse o robar personas y cosas. Colocar a 67.300 sanitarias por tiempo indefinido, manteniendo la posibilidad de defenestrar y encima robar con ello. Enarbolar las banderas de lo público, convirtiéndolo en objeto de discriminaciones, derechos hereditarios, y lealtades para otorgar privilegios y fulminar. Cabalgar contradicciones, y pretender que se traguen segmentaciones por eliminación. Por favor, un poco de seriedad, no ofendan la coherencia, aunque fomenten el desconocimiento y la impertinencia, selectiva. Los juzgados han de someterse a la oferta y la demanda, de modo que a quien no vaya a sus establecimientos, no reciba facturas por servicios o productos que no ha adquirido, libre y voluntariamente, por precio cierto, y con todas las garantías de que con ello no se roba ni agrede a nadie. Y el sistema educativo, mientras no suponga la tradición de la actividad de quien sabe hacer, a que sepan hacer los aprendices, no es más que foco de frustración y mala educación. Está muy bien tejer alianzas, pero no de malhechores.

Ser falso

Un alcalde, por necesidad, está obligado a defender los intereses de los ciudadanos que habitan en el pueblo donde gobierna. En algún momento, según la ideología, puede haber diferencias de lo que se consideran esos intereses. Pero hay datos objetivos. Nadie puede negar que una mejora en la educación o en la sanidad es objetivamente bueno para los ciudadanos.

Así lo consideró Ignacio Urquizu, alcalde de Alcañiz, y en un pleno del Ayuntamiento votó a favor de que mejorasen los servicios sanitarios de Alcañiz. Por lo tanto, nadie duda de que era bueno para Alcañiz y tampoco lo dudaba el señor Ignacio Urquizu.

Unos días después votó en contra de los intereses de los alcañizanos y de lo que él defendía, en las Cortes de Aragón. Votó en contra de las mejoras sanitarias para los ciudadanos que gobierna y que le pagan el sueldo. (Sí, su sueldo lo pagamos los alcañizanos).

El argumento para justificarlo, no fue que no nos ponemos enfermos los fines de semana, no fue que estamos bien servidos, no fue nada que tenga que ver con la salud. Dijo, se lo dijo a otros políticos, que eso lo hacían todos, votar una cosa en el Ayuntamiento y otra en las Cortes o en el Senado.

Señor Urquizu, en Alcañiz estamos 15.897 ciudadanos que nunca hemos sido ni senadores, ni congresistas, ni diputados regionales, ni diputados provinciales, ni consejeros comarcales, ni alcaldes, ni concejales.

Ya les dio una explicación a los políticos. Ahora se hace necesario que nos conteste a los 15.897 ciudadanos por qué con su voto se nos priva de un servicio sanitario.

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